Propiedades foreclosures: qué son, cómo funcionan y qué debes saber antes de comprar en Argentina

Una propiedad foreclosure, es una vivienda que el banco toma porque el dueño no pudo pagar su hipoteca. También se le llama ejecución hipotecaria, y en Argentina, aunque no es tan común como en otros países, cada vez más familias las consideran como una forma de acceder a una casa sin necesidad de un crédito tradicional. Estas propiedades salen a la venta porque el titular del préstamo incumplió, y el banco, tras intentar negociar, decide recuperar su dinero vendiendo el inmueble. No es un robo ni un fraude: es un proceso legal, pero lleno de trampas si no sabés qué mirar.

Lo que muchos no dicen es que una propiedad foreclosure, no es solo un precio bajo: es un paquete de problemas potenciales. Puede venir con deudas pendientes de gastos comunes, multas por obras ilegales, o incluso vecinos que se niegan a salir. Y si no revisás el reglamento de copropiedad, las normas que rigen cómo se vive en un edificio o barrio cerrado, podés terminar pagando más de lo que pensás. Algunas de estas viviendas están en edificios con gastos comunes, cuotas mensuales que cubren mantenimiento, seguridad o servicios que no te avisaron, y que, si no los pagás, el banco no te protege.

Además, comprar una propiedad foreclosure no es como comprar una casa normal. No tenés garantías de título limpio, y a veces el dueño anterior sigue viviendo allí. Por eso, lo primero que debés hacer es contratar a un escribano inmobiliario, un profesional que verifica la historia legal de la propiedad y detecta deudas ocultas. Sin él, cualquier oferta tentadora puede convertirse en una pesadilla legal. Y si tu historial crediticio no es el mejor, no te desanimes: muchas de estas viviendas se compran con financiamiento alternativo, como préstamos entre particulares o leasing inmobiliario, sin pasar por los bancos tradicionales.

Lo que sí es cierto es que, en un país con inflación constante y precios de viviendas descontrolados, una propiedad foreclosure puede ser la única puerta de entrada a la propiedad. Pero no es un regalo: es un trabajo. Revisar el título, entender los costos ocultos, saber qué pasa si hay un inquilino, y confirmar que no hay embargos pendientes. Todo eso lo encontrás en los artículos que siguen. No te dejés llevar por el precio bajo. Lo que importa es qué hay detrás de la puerta.